viernes, 20 de diciembre de 2013

Dijo Ñ


La escritura como insistencia

Narrativa argentina. El primer libro de cuentos de María José Eyras, “Un detalle trivial”, narra 
historias de mujeres que necesitan manifestarse.

POR DIEGO DE ANGELIS



Una célebre confesión de Marguerite Duras inaugura Un detalle trivial, el primer libro de cuentos de María José Eyras. Aquella que señala la profunda significación de una experiencia determinante: la escritura. Y es la escritura la práctica que fundamenta cada una de las diez historias reunidas. La escritura como insistencia vital que subyace en secreto por detrás de la anécdota. La escritura cuando se convierte en el gesto más perdurable.
En “Fénix”, el relato que abre la serie, hay una secuencia fundamental por su proyección narrativa: una madre intenta componer una historia en la sección “Notas” de la agenda telefónica. Como puede lo hace, pues las tareas domésticas a su cargo la interrumpen. El deseo persiste inconmensurable, al igual que la frustración de no poder conquistarlo. Una colección de palabras reprimidas precipita la desaparición forzada y el testimonio de quien sí es capaz de referir la desventura, escribiéndola. “La vida se ha vuelto demasiado larga”, piensa y escribe en su diario íntimo la protagonista de “Las manos”. Porque sus hijos ya se han ido, porque el silencio con su marido se ha vuelto demasiado grande. Porque necesita un cambio y decide consagrarse a la música. De todas formas, no logra desenfundar siquiera el instrumento de su estuche.
Un detalle trivial presenta historias de mujeres que no pueden restringir el deseo de una manifestación arrolladora. Mujeres que escriben y recuerdan. Mujeres que se representan a sí mismas mediante una proliferación tempestuosa de pensamientos desbocados largo tiempo contenidos. “En el amasijo, distinguí un par de letras. Entonces desenrollé las pelusas con sumo cuidado y las puse bajo la lupa: eran sílabas, restos de palabras, oraciones inconclusas; todo en un empaste retorcido e ilegible”, escribe una de ellas. Sin embargo, otra escritura es la que precede a las demás. Una que organiza con precisión casi obsesiva las circunstancias narrativas, que ilumina con destreza ciertos detalles, los necesarios, y deja bajo las sombras los otros, esos que deben permanecer siempre allí, escondidos. La escritura de Eyras encarna el movimiento sutil del gesto que lo dice todo. El gesto de una mujer cuando escribe la voz de la mujer silenciada.


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1 comentario:

  1. Hola, María José!
    Como yo también soy curiosa, entré a tu blog y me encontré con la hermosa sorpresa de que sos la autora de la novela que me gané en el sorteo de La lectora en la ciudad.
    ¡Mañana voy a buscarla! Me encantan esta coincidencias cortazarianas.
    Un abrazo grande.

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