Por orden de aparición, primero, las palabras de Ariel:
¿Detalles triviales?
Una
lectura de los cuentos de María José Eyras
Ariel
Bermani
J.D.
Salinger le dedicó una parte importante de su obra a varios integrantes de una
familia de ficción que, al menos a mí, me cuesta pensar sólo en el marco de la
ficción. Me refiero a los Glass. Seymour, el primero de los hijos del
matrimonio Glass, con su suicidio en plena luna de miel, es uno de los
personajes literarios que siempre vuelven cuando leo, cuando escribo.
Como
muchos otros que le dedican una parte ancha y jugosa de su vida a la literatura,
pasé muchas horas discutiendo en talleres y en conversaciones con amigos el por
qué de ese suicidio. ¿Por qué se mató Seymour Glass?
Estas
son algunas de las sensaciones que genera la literatura de buena manufactura.
Creemos en lo que estamos leyendo. Pensamos que los personajes de ficción se
parecen a las personas. Incluso, muchas veces, nos sentimos más cerca de los
personajes de los libros que de las personas que nos rodean.
Si
menciono ahora a Salinger es porque mientras leía el libro de María José Eyras
me acordé de él. Y eso ya es una buena manera de pensar el libro que estamos
presentando hoy. ¿Qué tienen en común J.D. y María José? La prosa de Salinger
es acelerada e irónica, la prosa de Eyras es lenta y suave. Las historias de
Salinger están atravesadas por lo social y, en especial, por la segunda guerra
mundial. Las historias de Eyras se detienen en la vida privada, a sus narradores
les importa más el devenir cotidiano, la microfísica de las relaciones humanas.
¿Qué
los une, entonces? ¿Por qué Un detalle trivial me hizo pensar en la
familia Glass?
La
familia Glass, la familia. Creo que ahí está la clave. No es casual que el
primer libro de María José Eyras haya sido sobre la maternidad. Sus cuentos
piensan y problematizan la familia. Al menos el modelo que conocíamos hasta
ahora, ese modelo que empezó a resquebrajarse en las últimas décadas. Están
protagonizados por mujeres en crisis. De
todas maneras, para cortar la serie, también hay hombres en crisis, en Un detalle trivial. Como el narrador de “La pista de ceniza”. Hay otro
cuento, además de “La pista de ceniza”, donde los hombres llevan adelante la
acción: se trata de “Mundo cercado”. Cuando hablo de crisis me refiero a que
están insatisfechos, necesitan un cambio de aire, un cambio de vida.
Así
como suelo preguntarme por qué se mató Seymour Glass, me está pasando algo
similar, en este momento. Me pregunto qué les pasa a los personajes de María
José Eyras. Qué quieren.
“Las
manos”, tal vez el cuento más logrado de la serie, empieza así: “Es viernes. Me
había propuesto tocar el violín, hacer el intento de improvisar o por lo menos,
si no lo lograba, repasar las partituras para el ensayo del lunes. Pero como en
las últimas semanas, me he quedado detenida, dando vueltas, ordenando los
dormitorios. Sin decidirme, una vez más, a sacarlo del estuche”.
No hay
una apuesta por cambios estructurales, en este libro. No se cuestiona el género
cuento. No hay un intento de ruptura con la lengua, o un intento de incorporación
de nuevas maneras de pensar el texto narrativo. No le interesa, a María José
Eyras, trabajar con procedimientos literarios no tradicionales. Lo que
realmente le importa es ponerse en el lugar de sus personajes. El lado humano
de lo literario. No se trata de detalles triviales, justamente, lo que se narra.
Abrir o no el estuche de un violín, implica,
también, abrirse o no a la vida. Buscar otros modos de relacionarse. En eso
están los personajes de María José Eyras
y, a diferencia de la familia que construye Salinger en la ficción, las familias de María José no
se rompen, no se sienten fracasadas. Los personajes no se suicidan. Siguen su
camino, siempre, a pesar de que, la mayoría de las veces, no sepan cómo seguir.
Qué bueno el comentario de Ari. Me encantó. Y es tal cual, me quedé con una sensación parecida al leer el libro. Saludos :-)
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